“Contexto y metodología de la intervención social”


Con la globalización se pretende conseguir transformaciones sociales, económicas y políticas que redunden en mejoras a estos niveles. Se trata de un objetivo legítimo y lógico, siempre y cuando se reflejen fielmente los aspectos más teóricos de la globalización en la práctica, y teniendo en cuenta que el fin no suele justificar los medios.

            Al utilizar la palabra “global” se entiende que engloba a todos. Todos sabemos ya, que esta simple valoración teórica se queda en nada al observar la realidad: la globalización beneficia a los más poderosos y mejor situados política, económica y socialmente, pero ¿qué ocurre con los menos poderosos?. Pues que se les ayuda proporcionándoles pan, pero no los enseñamos a amasarlo, por lo que estamos invirtiendo en su continuidad en el ámbito del subdesarrollo económico y social.

            Hay un error de planteamiento a la hora de poner en práctica los mecanismos de la globalización. Todas las sociedades no deben entrar en el proceso de la globalización con las mismas “cartas”, ya que cada uno tiene un nivel económico y social diferente. Cuando esto se hace se da lugar a desigualdad, y teniendo en cuenta que, antes de este movimiento ya existían desigualdades en estas sociedades, sólo se consigue cronificarlas y aumentarlas.

            En definitiva, la globalización no puede calificarse como buena, mala o regular por sí misma, sino que lo que la califica son los criterios utilizados para llevarla a cabo. Al ser establecidos estos criterios por los más poderosos, el resultado parcial (espero que no final) es el que conocemos.




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